Oda al Mús
I
El verde tapete lo contiene todo.
Las cartas,
las figuras,
las piedras,
el conteo incesante de fichas
que ruedan por el verde tapete
casi sin ser vistas.
-Envido!
-Tres más!
Las miradas se ofuscan,
resurgen las dudas,
mientras se contemplan
infinitas posibilidades.
II
El águila (a veces pájaro)
aguarda paciente un instante
que pensó y calculó (casi naural)
para herir a su adversario.
Se escuchan suspiros,
hielos triturados por furiosos dientes,
comentarios que intentan descifrar
intenciones secretas.
-Dos de oro!
-Juego yo!
III
La baraja rueda,
se corta,
se esconde,
se repite y nunca es igual.
Miden sus fuerzas
la lógica y el riesgo.
Hay quienes proponen un instinto, y
otros que abogan por la razón.
Llega la palabra “Ordago”
con sus formas de fuego.
Como afilada daga mística
que reconocemos en el verde tapete
con su función de bala:
la bala que te defiende, o
la bala que te mata.
IV
Todo cambia.
Nuevas posturas,
nuevos planes,
nuevas cartas,
El rito comienza, y
el mundo se transforma
cada vez que nos damos Mus.
Como en la vida misma,
darse un Mus,
no es cosa fácil.
- Max.
El verde tapete lo contiene todo.
Las cartas,
las figuras,
las piedras,
el conteo incesante de fichas
que ruedan por el verde tapete
casi sin ser vistas.
-Envido!
-Tres más!
Las miradas se ofuscan,
resurgen las dudas,
mientras se contemplan
infinitas posibilidades.
II
El águila (a veces pájaro)
aguarda paciente un instante
que pensó y calculó (casi naural)
para herir a su adversario.
Se escuchan suspiros,
hielos triturados por furiosos dientes,
comentarios que intentan descifrar
intenciones secretas.
-Dos de oro!
-Juego yo!
III
La baraja rueda,
se corta,
se esconde,
se repite y nunca es igual.
Miden sus fuerzas
la lógica y el riesgo.
Hay quienes proponen un instinto, y
otros que abogan por la razón.
Llega la palabra “Ordago”
con sus formas de fuego.
Como afilada daga mística
que reconocemos en el verde tapete
con su función de bala:
la bala que te defiende, o
la bala que te mata.
IV
Todo cambia.
Nuevas posturas,
nuevos planes,
nuevas cartas,
El rito comienza, y
el mundo se transforma
cada vez que nos damos Mus.
Como en la vida misma,
darse un Mus,
no es cosa fácil.
- Max.
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