Club Literario de Miami

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Wednesday, September 19, 2007

El General

En las primeras batallas las perdidas eran pocas, y aprendí de cada una de ellas por que cometía errores, hay que recocer que se llega a ser un buen comandante cuando se reconoce sus errores a través de la marcha. En mis primeros enfrentamientos lo hacia por satisfacción personal, aumentando mi orgullo y agrandando mi ego, a medida que me fui haciendo un experimentado en las tácticas, lo hacia por pura pasión. Ahora como todo veterano reclamo mi botín, pero lo único que encuentro es mi soledad.

Últimamente se me hace difícil pensar en todos los momentos que tuve a mi enemigo pidiéndome piedad para no cometer mi acción, pero sin pena alguna hacia mió todo lo que me pertenecía en el momento, sin mirar atrás herida alguna. Aunque tengo muchas cicatrices, hay pocas que me marcaron por toda mi vida, siendo estas el reconocimientos de mis hazañas. Porque son las que me hacen reflexionar sobre mi pasado, y no quiero que me juzguen, bastante tengo con la cruz de mi vida.

Como todo veterano presento secuelas de las batallas, las cuales me traen memorias vividas a sentirlas como si me estuvieran pasando en el presente, trayéndome el dolor de aquellas batallas donde hubo tanta crueldad y trayendo miseria a mi vida. Mantengo de mal humor, paso en vigilia, no disfruto jugar al ajedrez y me siento inútil a veces. Dirán que esos son síntomas de viejo pero en realidad son de depresión, la verdad es que cuando inicie una batalla reviviré esos grandes momentos que estuve en el frente llevándome una conquista.

La estrategia que utilice fue siempre la ofensiva aunque claro esta someter a tu enemigo sin lucha alguna es suprema excelencia, porque la mejor política en la guerra es tomar a un estado intacto. Lo más importante es atacar la estrategia de tu enemigo, romper sus alianzas mediante la diplomacia, y atacar a su ejército. Saldrá victorioso aquel que sabe en que momento luchar o cuando retirarse, como luchar acuerdo a las fuerzas del adversario, aquel que cuyas filas estén unidas en un propósito, el que este bien preparado y descansa a la espera que su enemigo no este bien preparado. Por eso hay que conocer bien a al enemigo y conocerce asi mismo, conseguir cien victorias en cien batallas no es cuestión de habilidad sino de preparación y experiencia.

El peor sentimiento que un comandante puede sentir en su existencia es la derrota, con una amarga frustración, alejándome de la realidad con incredulidad del acontecimiento. Con lágrimas en los ojos porque nosotros también lloramos de rabia e impotencia por no haber evitado lo inevitable, entrando en un estado de silencio y apatía, por ultimo aceptando la fatalidad como algo marcado por el destino y que no se puede cambiar. Al final cuando uno se da cuenta que todo fue por una traición es cuando aprende que la lealtad no existe en este mundo, y que hay que seguir adelante porque en algún momento te vas a encontrar a tu enemigo de frente y le harás pagar todo el dolor que te ha hecho sentir.

Me queda poca gente a mi alrededor pero que no me sirven para aliviar mis penas, tan solo me quedan memorias que mi enfermedad me esta haciendo olvidar, dejándome con lagunas de mis grandes victorias. Desorientado en tiempo y espacio, me doy cuenta que hubiera preferido morir en alguna de esas batallas en felicidad.

Pelao.

1 Comments:

Blogger RadioNegra said...

Bien Pelao ...
ese general herido siempre tiene esperanza de curar (aunque sea viejo ! )
Gerva

7:54 AM  

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